29 de febrero de 2012

Reflexiones: Ideas y creación

Buenos tardes. Desde Cuadernos de Rol lamentamos no estar tan activos como antes, pero cuando las cosas se complican, los problemas tienden a venir todos de golpe y sin avisar; y puesto que hacemos esto por amor al arte, debemos dejarlo en segundo plano algunas veces. Mientras nos organizamos la agenda del segundo trimestre del año para traeros novedades y reseñas de novedades y cosas bonitas, hoy soy yo la que tiene un ratito para hablar sobre ciertos problemas que surgen a la hora de diseñar nuestra propia partida.

Muchas veces nos ha pasado que hemos visto una película o hemos leído un libro y hemos pensado "¡Como me gustaría jugar una partida de esto!"; y alegremente nos damos cuenta de que existe un problema añadido que viene justo después de ese pensamiento (no hablo de encontrar director y jugadores, que eso ya son problemas de logística). Muchos de los nos leéis aquí sabéis que además de rolera soy escritora; del mismo modo que pienso lo mucho que me gustaría jugar una partida ambientada en una serie o una película que acabo de ver, me encantaría escribir un relato, cuento o novela sobre eso mismo. Y disfrutar con ello. Sobre lo que vengo a reflexionar en esta entrada es el proceso de encontrar una buena idea y, lo más importante, que esa idea que hemos tenido, sea desarrollable. ¿Desarrollable? Sí, porque aunque una idea sea buena, si no somos capaces de desarrollarla, es como si no la hubiéramos tenido nunca.



Habitualmente, estos problemas de creación surgen para el director del juego. Él es quién debe, no solo diseñar una partida para sus jugadores, sino desarrollar la idea que ha tenido; este proceso creativo es también válido para un escritor. Diría que esta fase sirve para cualquier artista, pero considero que la literatura es más laboriosa en cuanto al proceso de desarrollo, ya que en cuanto a pintura o cuanto a música está más relacionado con los sentidos, mientras que la literatura se compone de una estructura más compleja. Eso es mi opinión, cualquiera puede argumentar otra cosa y será igual de válido.

El caso es que un director se muere por dirigir y unos jugadores se mueren por jugar. Es muy fácil decirle al director "organízate algo" y esperar a que por arte de magia salga la partida de nuestras vidas; mientras, el director ha estado en su casa estrujándose la cabeza. Primero, ha pasado por el proceso más horrible del mundo, que es tener una idea y que además, esa idea sea buena. Normalmente las ideas que nosotros mismos tenemos son fantabulosas de la muerte. Es así, estamos orgullosos de tener ideas. ¿Qué pasa cuando la idea no surge? A mi me sucede como escritora que, muchas veces, estoy dándole vueltas a millones de ideas y no consigo visualizar ninguna de ellas como algo destacable. Eso provoca una inmersión en un estado de frustración que habitualmente acaba con una mala hostia generalizada para todo el día, sobre todo si viene acompañada de la clásica retórica de familiares o amigos: "Qué mala cara tienes, ¿ha pasado algo?" y lo único que quieres es silencio y que te dejen rumiar tu propio enfado. Pero en un momento dado, surge una idea brillante, y sabes perfectamente que es una idea brillante; porque como creativo, sabes diferenciar cuando te ha venido la inspiración divina.


En ese momento es cuando te sientes bien contigo mismo, pero surge un nuevo obstáculo: esa idea, ¿puede desarrollarse? Tanto como para una partida como para un relato, todas las ideas pueden desarrollarse. Vamos a dejar a un lado el público al que va dirigido. Si nos paramos a pensar en que la idea que hemos tenido no será del agrado de nuestros jugadores, vamos a sabotear nuestra propia obra. Vale, puede que esa idea de partida no sea buena para tu actual grupo de juego por cualquier razón, pero eso no significa que no puedas desarrollarla por tu cuenta. Cualquier otra persona puede encontrar atractiva esa idea que has tenido, solo tienes que encontrarla. Puede que tu idea, finalmente, no pueda ser jugada; pero como creativo, escritor forzoso (tienes que escribir la idea) y alma creativa, no puedes sabotear tu propia obra y dejar que se esfume. A lo mejor ahora, en este momento, no sirve; quizá, en un futuro sí.

Hablando del proceso de desarrollo, cada uno tiene sus propios métodos. Que sean métodos prácticos o no, es cuestión de cada uno. Yo, por ejemplo, soy un desastre en cuanto a organización. Espero solucionar este problema algún día y que mis jugadores puedan disfrutar de una partida sin que me vengan esos momentos de bloqueo creativo en los que me desespero. Así pues, teniendo tu idea en mente (y por favor, escrita), lo aconsejable es realizar un esquema con eso que tanto nos enseñaron en el colegio: introducción, nudo y desenlace. Luego ya, rellanar los vacíos viene solo. El otro día, reflexionando sobre esto mientras me desesperaba por encontrar una idea para un relato, encontré un artículo sobre el arte de escribir cuentos fantásticos. Desconozco si realmente el artículo pertenece a quién dice que pertenece, pero es interesante, cuanto menos, el esquema que utiliza para la creación de relatos fantásticos, que puede extrapolarse perfectamente a la creación de una partida de rol.



Resumiendo todo esto que me ha dado por escribir, como directora de juego y escritora, el proceso de creación de una partida es un arte. El rol tiene algo de literatura, porque tenemos que escribir nuestra partida y luego tenemos que montar la historia. Sí, el papel más importante lo tienen los jugadores, ellos son los que al fin y al cabo bailarán al compás que nosotros les vayamos marcando, siguiendo nuestras pautas a medida que vayan metiéndose en el personaje y en el mundo que les hemos creado, odiando o queriendo a los personajes que vayan apareciendo; como en un libro o en una película. Nuestras ideas solo tienen un límite y ese límite es nuestra imaginación, si pensamos que nuestro límite es nuestra imaginación, acabaremos por limitar nuestras percepciones y acabaremos cerrándonos ante cualquier idea que tengamos, precisamente porque le damos vueltas al hecho de que estamos limitados a lo que nuestra capacidad nos permita. Por eso a veces falta visión de conjunto y expresar las cosas en voz alta para verlo desde otra perspectiva.

Y hasta aquí tales cosas. Ideas hay infinitas, así que no hay que limitarse, pero tampoco llenarse la cabeza con miles de cosas.Siento si esperábais la fórmula mágica para tener buenas ideas, sorry, no existe. Un saludo y hasta la próxima entrada ;)

2 comentarios:

  1. Cierto es que el método literario y rolero tienen muchas similitudes, lo descubrí en mi taller de escritura.

    Mi profesor me dijo una gran frase: "A mi la inspiración siempre me ha venido trabajando". Añado a tu excelente reflexión, si alguien espera a una musa con linterna que indique el camino... Que siga aguardando.

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  2. Pero esa frase no es de tu maestro ya en su día creo que fue el gran Thomas Alva Edison, el gran inventor, el que dijo que el genio era 99% trabajo y 1% de inspiración.
    Me ha gustado mucho el escrito que enlazas que se supone de Lovecraft, dice cosas muy interesantes.
    Así como tu entrada, que empieza muy bien y leemos hasta el final como hacerlo para llevar a buen puerto nuestras ideas, pero....al final nos dejas como llegamos interesados en poder ser creativos y nos dejas con las ganas cuál mal amante, tan sólo con la envidia de que tu eres escritora, y otros, no tenemos esa suerte.
    Venga un saludo!!

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